Ya estamos en el ecuador del viaje. Desayunamos algo, ducha y a la plaza a echar un café con croisants y yo una galleta de casa sin gluten.
Hoy vamos a la playa y nos hemos decidido por Bene, que está a los pies del Monte Marjan.
Cogemos en la derecha del paseo marítimo el bus número 12, por 10 kunas cada una. En unos diez minutos ya estás ahí. Se puede ir en bici, hay empresas por el paseo que alquilan.
El entorno es muy bonito y no está masificada. La entrada es de piedras grandes y el agua es cristalina.
Hay tumbonas dispersas y por poco dinero puedes usarlas. Nosotras nos tumbamos y al rato pasó un chico a cobrar.
El agua buenísima aunque tuvimos un percance, me pico una medusa.
En el agua no note mucho, pero al salir me empezaron a salir unos abones grandes por la pierna y me ardía. Fuimos a un bar que hay en esta playa y la chica, muy amable me explicó que era de medusa y me dieron una pomada.
Seguimos la mañana allí, se estaba de lujo. Es curioso estar en la playa y en medio de la naturaleza.
La gente por aquí hace snorkel, kayak, barca de pedales para familias, parque infantil…
Pasamos un rato muy agradable a pesar de esto y, sobre las 14.30 cogimos el bus de vuelta.
De nuevo en el paseo, fuimos a comprar pasta y verduras para cocinar y la preparamos en el apartamento. Yo traía pasta de España sin gluten, así que pasta para todas.
Por la tarde hicimos el recorrido del Palacio Diocleciano, de día y con más orden, leyendo en la Lonely. Entramos a la catedral y a la cripta por 2,5 €.
Callejeando encuentras rincones preciosos y en este, nos tomamos un café.
De aquí fuimos hacia la estación para comprar el billete a Zadar y a la playa de Barbicve, playa con unos dos kilómetros de arena donde vimos un atardecer precioso en el que no sabíamos si el sol bajaba, la luna subía o que.
Nos echamos unas risas y ya vimos que era un eclipse. Increíble imagen en el horizonte. El paseo dura unos quince minutos y allí se está de maravilla, puedes bañarte o disfrutar sin más.
Ya de vuelta, queríamos picar algo en un bar que nos había llamado la atención, pero estaba lleno y fuimos al de al lado «Torito Bar». Una gran elección. Pedimos una tabla de quesos con mermelada y tres vimos. Muy abundante y te sacan pan, a muy buen precio estando en el mismo corazón del palacio. Pagamos con tarjeta 16 € de todo.
Esta ciudad, sin duda es visita obligada si vas a Croacia, es fácil de recorrer, muy bien conservada, de precio medio, gente afable, tiene mucho turismo pero no resulta agobiante y ofrece playa, islas y monte a partes iguales.