A Cienfuegos llegamos a las 8:30 de la mañana en un bus desde Trinidad.
De Trinidad a Cienfuegos con un Viazul se tarde una hora y media. Lo cogimos online.
Cienfuegos es conocida como «la perla del Sur» y sus edificios de estilo neoclásico le dieron en 2005 el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Íbamos con las maletas y ya teníamos hablado un lugar para dejarlas. Habíamos llamado previamente a distintas casas de huéspedes para ver si tenían el servicio de guarda equipaje. Varias, por ser temporada baja no estaban abiertas o no ofrecían el servicio.
Finalmente en Casa Las Golondrinas nos dijeron que sin problema nos las guardaban, así que nada más salir del bus nos dirigimos hasta esta casa de huéspedes, en la calle 39 acompañadas por un chico que muy amablemente nos indicó el camino desde la estación.
Salimos en dirección a la Plaza José Martí y, de camino entramos en una tienda de alimentación. No tiene nada que ver con las tiendas que conocemos pero encontré una bolsa de patatas onduladas de el gallo rojo sin gluten y la compré por 2 CUC.
La Plaza José Martí, centro histórico
Es el centro histórico de la ciudad y está rodeada de los edificios más emblemáticos de Cienfuegos, como el Palacio de Gobierno, el Teatro Tomás Terry, el Palacio Ferrer, el Arco de Triunfo o la Catedral de la Purísima Concepción.
El edificio de la Aduana junto al Muelle Real
Este edificio, reconocible por su fachada de un intenso azul, tuvo gran importancia en el control de mercancías y viajeros durante muchos años. Actualmente es la sede del Ministerio del Interior. Justo delante está el parque del Mar donde puedes sentarte y usar el wifi porque es un punto de ETECSA y el Muelle Real.
Aprovechamos a picar algo y tomar un café en el bar María y así nos refugiamos un poco de la lluvia. Me preparó una tortilla con aguacate muy rica.
En este momento eran las 9:45 de la mañana y teníamos la sensación de que la ciudad no daba para mucho más. Reconozco que el no tener un Tour o Free Tour contratado, sumado al cansancio y la lluvia, hizo que no disfrutáramos igual de lo que estábamos viendo.
Teníamos contratado un taxi en la web taxi.inHavana.net para que nos llevara a La Habana a las 16:30 horas, pero en cuanto cogimos wifi les escribí para ver si podíamos cambiar la hora. Me dijeron que sí y finalmente quedamos a las 14:00 en la puerta de la Casa Las Golondrinas donde teníamos las maletas.
El Malecom hasta Punta Gorda
Caminamos bordeando el mar junto a la bahía, no muy limpio en algunas zonas como en todo puerto que se precie. Había algún pescador por la zona y varios bici taxis invitándonos a dar un paseo.
Este letrero hace alusión al estribillo de una canción de Benny Moré, músico nacido aquí.
Esta zona es bastante tranquila. pero la lluvia seguía cayendo de forma intermitente y nos dijeron que todavía nos quedaba un trozo hasta Punta Gorda así que el siguiente bici taxi que vimos pasar, lo cogimos. Nos pidió 5 CUC por llevarnos y luego devolvernos al Parque José Martí.
El señor nos iba explicando cada edificio u hotel que íbamos viendo y nos contaba historias de la ciudad.
Palacio del Valle
Uno de los más destacados es el Palacio de Valle. Es una mezcla de varios estilos que se ve claramente en sus tres torres, una de estilo árabe, otra hindú y otra gótico románica. Actualmente funciona como museo y también como restaurante. Se puede visitar todos los días y tiene una terraza que te permite hacer unas bonitas fotos de la bahía nos explicó nuestro conductor. Nosotras no entramos.
Seguimos montadas en la bici taxi recorriendo unas cuantas calles más y nos enseñó la Casa Verde, el Palacio Azul y unos cuantas casas más reconvertidas en hoteles. Una vez ya de vuelta al Parque José Marí, nos explico que era cada edificio y nos despedimos.
La verdad que deberíamos haberlo cogido antes y recorrer así mejor los puntos importantes de la ciudad.
Paseo de Prado y Calle San Fernando
Queríamos comprar unas tarjetas para poder usar internet y caminando llegamos a la calle San Fernando, peatonal y con edificios muy característicos. Al final de la calle llegas al cruce con Paseo del Prado que cruza media ciudad y se caracteriza por sus edificios con columnas y galerías. Actualmente se llama calle 37 y la calle San Fernando, avenida 54.
Nos contaron que a mediados del siglo XX, los ayuntamientos decidieron cambiar los nombres que venían de tiempos de la colonia por números, pero todavía se siguen usando.
En este Paseo está la estatua de Benny Moré y la heladería Coppelia.
También puedes encontrar el conocido cartel de La Valenciana, con el Che Guevara en lo alto.
En sus bajos se encuentra una tienda de Agua y Jabón que es de las pocas dónde los cubanos pueden encontrar una variedad de estos productos de higiene. Lo cierto es que las pocas tiendas que hay y la escasez de muchas cosas llamaría la atención si no has leído antes un poco sobre el funcionamiento de Cuba.
En la calle San Fernando encontramos una tienda donde poder comprar tarjetas así que nos pusimos a la cola. Aquí para casi todo hay una fila y que nadie intente saltarse el turno porque se forman un debate muy intenso.
Como habíamos quedado a las 14:00 con el taxi para ir a La Habana, pensamos en comer algo. En esta avenida peatonal vimos el restaurante La Española y tras echar un ojo a la carta, subimos.
Ya con el estómago lleno, fuimos hacia la casa de huéspedes a por las maletas. Nos recibió el dueño, un señor encantador. Nos dejó utilizar el baño y una habitación por si queríamos cambiarnos y nos contó que era la casa familiar y unas cuantas historias curiosas. Fue un rato muy agradable.
Nosotras no hicimos noche, pero si quieres pasar un día en Cienfuegos, Casa Las Golondrinas es muy recomendable.
Un poco antes de la hora, ya estaba allí nuestro taxista así que, cargamos maletas y salimos hacia La Habana.
El trayecto son 238 km, unas 3 horas y nos salió por 120 CUC entre tres personas. Dato importante que ya nos pasó con el anterior trayecto en taxi de La Habana a Topes de Collantes, ponen «vehículo climatizado» pero luego toca abrir ventanilla.
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