El viaje a Marrackech fue especial, porque fue la primera vez que viajé a un país con otra cultura y, no me dejó indiferente.
Los vuelos los cogimos ida con Royal Air Maroc y vuelta con Easy Jet, a muy buen precio.
La llegada fue complicada. En el aeropuerto el golpe de calor fue importante y conseguir un taxi a buen precio, nos constó lo nuestro.
El taxi te deja en la Jamaa el Fna y allí ya te apañas como puedes. Se hacía de noche y según el mapa de google que llevábamos nuestro Riad, no estaba muy lejos. Empezamos a adentrarnos en las callejuelas y al cuarto de hora seguíamos sin encontrarlo y rodeados de unos cinco niños que querían «ayudarnos». Todos sabían donde estaba, pero nunca llegábamos. Yo empecé a ponerme nerviosa, porque se hizo de noche y no había forma. Según el mapa estaba a 10 minutos de la plaza Jamaa el Fna, así que claramente nos estaban mareando.
Intentamos darles las gracias y despistarlos para volver a la plaza y comenzar de nuevo, pero nos seguían. Fue un momento agobiante la verdad, pero volviendo al inicio, llegamos en seguida, no tiene mucho misterio, pero os recomiendo llegar de día.
Dónde dormir:
Dormíamos en el Riad Basma, y cuando la chica nos abrió y nos saludó en español, casi me hecho a llorar. Habíamos hecho nervios y fue un subidón poderle explicar lo vivido, ya que los niños estaban en la puerta pidiendo propina por habernos mareado por esas callejuelas. Ella les explicó y, al final, se fueron.
El Riad, impresionante, parecía un palacio de cuento, el patio, la terraza, las habitaciones,… un paraíso dentro del bullicio. El Cafe de France te puede servir de orientación para coger esa salida de la plaza y también puedes aprovechar y tomarte un café o un té delicioso.
Diría que Marrakech es una ciudad fácil de recorrer por tu cuenta pero no viene nada mal que alguien te explique y te facilite la primera toma de contacto. Una buena opción es hacer un FREE TOUR el día que llegas.
Qué ver:
Jamaa el Fna. Es el centro neuralgico de la ciudad. Puedes comprar algún souvenir, comer en alguno de sus puestos de comida, hacerte un tatuaje de henna o ver un espectáculo con serpientes.
- Mezquita Koutubia. Su alto mirarete de 69 metros, recuerda a la Giralda de Sevilla. Solo puedes visitarla si eres musulmán, pero verla por fuera ya merece la pena.
- Museo de Marrakech. Lo más destacable es su patio con una gran lámpara y las salans rodeándolo donde puedes ver alfombras, cerámica, armas…
- Entrada: 30 dirhams
- Horario: 9:00 a 18:30
- Madraza de Ben Youssef. Madraza o Medersa es una escuela musulmana de estudios superiores. Se encuentra junto al Museo de Marrackech y es la más grande de todo Marruecos. Tiene 130 celdas que permiten alojar a un gran número de estudiantes. Su patio también es destacable.
- Entrada: 10 dirhams
- Horario: 9:00 a 18:00
- El Zoco. Pasear por sus laberínticas calles e intentar no perderse, mientras regateas puede ser un buen plan para toda una mañana. Puede comprar productos de cuero, plata, cerámica; encontrar carnicerías, gallinas y sus huevos,…
- Tumbas Saadíes. Tiene un amplio jardín con muchas tumbas decoradas con mosaicos Se encuentran tras una puerta de la mezquita de la Kasba y fueron redescubiertas en 1907. Aquí se suele formar cola para visitar la Sala de las Doce columnas con una decoración increíble.
- Entrada : 10 dirhams
- Horario: 9:00 a 12:00 y de 14:30 a 18:00
Dónde comer:
- Los puestos de la Jamaa el Fna, no hay que perdérselos. Los celíacos podemos comer brochetas de carne, verduras, zumos. Nosotros no tuvimos ningún problema en estos puestos callejeros y el ambiente es estupendo. Puedes regatear aquí también.
- De los platos típicos marroquies, en los restaurante puedes pedir para librarte del gluten:
Kebab, que allí son las brochetas de carne a la parrilla
Tajine, que es estofado de carne con verduras. Le añaden especias y frutos secos normalmente.
Djej Emshmel. Es un pollo sazonado con limón, olivas, pimiento y ajo.
Ayuda mucho llevar la tarjeta que explica la celiaquía en el idioma del país.
- Alcohol no sirven en los restaurantes de la Medina pero si puedes sustituir la caña por un delicioso té con menta en cualquier terraza. En la mayoría de ellas puedes disfrutar de unas buenas vistas. Nosotros tomamos alguno y picamos algo en el Zeitoun Café y en la Perle du Sud.
Por el idioma, no preocuparse porque para lo básico te entiendes perfectamente en castellano o con gestos.
La moneda, nosotros sacamos de un cajero lo que pensábamos usar esos días y listo, pero hay casas de cambio en bastantes sitios.
La gente en Marrakech es amable, aunque viven mucho del turismo y hay momentos en los que puede resultar agobiante. Sobre todo en la plaza Jemaa el Fna, cuidado con hacer fotos a los encantadores de serpientes o dejar que te cojan la mano las chicas de la Henna, porque te empezarán a pintar la mano y luego te piden sus honorarios. A mi, como buena novata, me pasó.
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