Llegamos de Cayo Largo a La Habana la noche anterior y en nuestro último día queríamos ver lo que nos habíamos dejado sin visitar en nuestros tres primeros días de viaje en la capital de Cuba.
Nuestra primera parada fue el Mercado de San José. Tiene dos plantas y un montón de puestos donde comprar recuerdos muy chulos y muchos de ellos, artesanales. La planta de arriba está más enfocada a fotos y láminas.
En uno de sus puestos estuvimos bastante rato eligiendo porque mis amigas se querían llevar una de sus fotos de recuerdo. Lo cierto es que las fotos eran una pasada. Estuvimos hablando con el fotógrafo un rato.
Al salir había varios coco taxis y como nos quedaba por ir a la Plaza de la Revolución, cogimos uno por 20 CUC y el chico nos llevó a hacer un recorrido alternativo porque lo típico ya lo habíamos visto.
La Plaza de la Revolución
Esta plaza fue diseñada por Batista con el nombre de Plaza Cívica. En ella se construyó un altísimo monumento en honor a José Martí, héroe nacional en el país por expulsar a los españoles y proclamar la Independencia de Cuba.
Actualmente la llamada Plaza de la Revolución tiene como principal atractivo los relieves de dos de los hombres más emblemáticos de La Revolución. En el Ministerio del Interior está el Che Guevara y Camilo Cienfuegos está sobre el Ministerio de Comunicaciones.
En esta plaza Fidel Casto daba sus discursos y es un símbolo de la Revolución y un lugar relevante para muchos cubanos. Suele haber coches antiguos aparcados para que te hagas alguna foto o por si quieres dar una vuelta en uno de ellos.
De aquí fuimos al Parque Metropolitano de La Habana, un bosque tropical en pleno centro de la ciudad.
Paro en la parte del Parque de los Almendares, conocido como el pulmón verde de La Habana. Nuestro taxista del coco taxi nos explicó que aquí vienen las familias a pasear como vía de escape del calor y también que algunos habaneros practican rituales de santería y lo cierto es que si se veía algún resto.
Pasamos por fuera de La Fábrica de Arte, un lugar que no debes perderte. Es una sala polivalente con exposiciones de pinturas, fotografía, vídeo y música de artistas cubanos y además sala de conciertos y pub.
Abre de jueves a domingo de 20:00 a 3:00. Nosotras por los días que estuvimos en La Habana, no pudimos ir.
Continuamos hacia El Malecom y disfrutamos de un ultimo paseo con el viento refrescándonos un poco.
Cada día, a las 21:00 horas se celebra El Cañonazo, que rememora el toque de queda que hubo en la época colonial. Si te apetece vivirlo y disfrutarlo con guía y cena cubana, te comparto aquí el enlace.
Nuestro taxista nos dejo en el Parque José Martí porque queríamos callejear un poco más. Enseguida nos encontramos con un amable cubano que nos quiso llevar a la Sociedad Cultural Rosalía de Castro, fundada en 1945. Es una escuela de baile con bar y se encuentra en un edificio muy chulo.
De cara a la noche también es sala de espectáculo y puedes cenar.
Hablando hablando, total que nuestro guía improvisado era vecino del mismo bloque con mi amiga de toda la vida que lleva una temporada viviendo en Cuba, así que se confirma que el Mundo es un pañuelo.
De aquí ya fuimos a comer y me dieron comida rica y sin gluten.
Comimos en Esquina de Cuba, un bar que nos recomendó mi amiga y que se encuentra en la calle Cuba. No puede ser más bonito y la comida está muy buena.
Les expliqué el tema del gluten, y de un menú que tenían me explicó los platos que podía comer y que iban a cocinar todo a parte para no tener problemas. El resultado final fue que estaba todo delicioso.
Al acabar fuimos a un cajero a sacar dinero para poder pagar el taxi y dimos nuestro último paseo por las calles de La Habana.
En el hostal Balcones Habana Vieja nos dejaron dar una ducha, recogimos las maletas y bajamos a la calle que nos esperaba el taxi para ir al aeropuerto. Nos llamó la chica del hostal y nos salió por 30 CUC. Fuimos con dos horas y media de antelación y nos tocó esperar un rato la salida de nuestro avión de vuelta a casa tras trece días recorriendo una parte de Cuba.