De aquí nos vamos a Patán, un pueblo al lado, a pocos kilómetros. Por visitar la plaza y sus edificios nos piden 500 Rupias (ahora en 2019 el precio de la entrada es 1.000 Rupias, 12,34 €). Ana y Arancha pagaron.
Nos dirigimos a una terraza de un bar, el Cafe du temple y antes nos asaltan unas vendedoras de joyas. Las miramos todas, pero al final yo decido no comprar, la chica es una hindu muy guapa, así que Mariano le acaba comprando el colgante que yo quería, ¿será para alguna de nosotras? de momento creemos que no…
Acabamos comiendo en este mismo bar, pasta, arroz, nuddles. Todo buenísimo, hacemos un poco de la memoria de Estela, y volvemos con el conductor que nos va a llevar al río Bagmati donde está el crematorio.
Al llegar nos piden otras 500 Rupias, que tampoco pagamos, si bordeas un poco siempre hay una entrada. El vigilante nos pilla pero le decimos que no vamos a hacer fotos, que solo queremos mirar. Y eso hacemos, vemos como preparan el cuerpo y colocan la madera muy metódicamente, luego ponen unas ramas secas estratégicamente y con una cerilla lo encienden.
La verdad que el momento transmite paz, nadie habla y luego esperan durante 3 horas hasta que se echa al río, si es hombre, el pecho es la parte que queda, y si es chica, la cadera. ( Esto nos lo explicaron en Varanasi).
Ya es media tarde, y volvemos al Hotel. Una pareja vasca nos deja la guía del sur de India y las chicas cogen apuntes para cuando bajemos a Mumbai.
Nos refrescamos un poco y salimos a callejear. Las primas hacen sus últimas compras, hoy es su último día y nos vamos al Namaste Cafe, toca un grupo en directo, hay camitas en el suelo, es muy chulo y pedimos salchichas, patatas, cerveza San Miguel y Ron.
Van tocando y yo les pido Coldplay en repetidas ocasiones. Al final la tocan, su inglés es de cinco, pero fue un momentazo.
Tras este momento, nos vamos al bar salsero de ayer, bailan unas bachatas, Ana, Arancha, Estela y Laura, yo lo intento pero de momento no se me da muy bien. Por aquí aparecen René y Damian, que han estado en Chitwan y nos tienen que contar que tal, para ver si vamos o no. Les ha gustado, pero a lo mejor la fecha no es la mejor para ir. Echamos unos tragos y nos vamos para casa, hay que despedir a las primas de Zaragoza.
17 de agosto
La noche ha sido dura, entre visitas al baño y dolores de estómago tipo alien, van pasando las horas. Hoy se salva Estela que como ella dice, está PERFECTA.
Pasamos parte de la mañana en la habitación los cinco juntos, Estela se quita las trenzas, yo me rizo el pelo con la espuma de Laura, hacemos algún ejercicio para los dolores, y ya decidimos irnos a perdernos por las calles de Kathmandu. Mariano hoy no nos acompaña.
Vamos por las calles, y paramos a comprar unos anacardos y coco seco.
Llegamos a Indra Chowk, una zona por donde compran ellos, no se ve mucho turista, así que somos observadas. Entramos a una tienda de saris y Estela y Usieto prestan atención.
Ya cerca de la famosa plaza Durbar, entramos a una tienda de láminas de mandalas, nos encantan, sobre todo a Silvia, pero no conseguimos regatear lo suficiente y al final no compramos.
Tras llenar el estómago, nos vamos a mirar los cuencos tibetanos, nos cuesta elegir y regatear, pero al final solo pagamos 250 Rupias.
Volvemos a intentar cruzar la plaza, pero el poli nos tiene muy fichadas. Lo intentamos por todos los ángulos y mientras la vamos viendo muy bien. Se supone que dentro está la casa donde vive la Kumari, es una niña elegida entre niñas de la casta Sakya. Debe tener 32 signos distintivos, como por ejemplo haber nacido en luna llena, la piel blanca y sin cicatrices, los dientes en forma de semilla de pepino y pasar una prueba de valentía que consiste en permanecer sola una noche en el palacio con una imagen de la diosa Taleju, rodeada de cabezas de búfalos sacrificados para la ocasión. Sino llora, ni muestra miedo, significa que la diosa se ha reencarnado en ella.Deja de serlo cuando le llega su primera regla y comienza la elección de la nueva Kumari.
La casa la vemos, pero la niña no se asoma. Seguimos por la plaza, y nos vuelve a pillar, esta vez Estela pone ya una cara de, «que si, que nos estamos colando todo el rato» y justo Laura capta el momento con la cámara.
Aquí está.
Le decimos que queremos ir a Thamel, y nos deja acabar cruzando la plaza; al final creemos que le caemos bien al policía.
Hacemos alguna compra más y volvemos al Hotel. Allí está Mariano, que al final también se ha ido a dar una vuelta por la city.Encargamos una tortilla de patata, que nos la hace Asmita en media hora (han vivido en España) y está de muerte.
Luego miran trenes para las cuevas, que de momento no hay, cogen otro hotel para mañana que nos toca cambiar y nos vamos a dar una vuelta las tres rubias. Gracias.. आश्चर्य के साथ महान रात. धन्यवाद
18 de agosto
A las 8.30 hemos quedado para desayunar, así que allí estamos, con pan con tomate, aceite de oliva, mermelada, pan de Viena, tortilla de queso… como nos cuida Asmita.
Cogemos las maletas y nos vamos al nuevo hotel, se llama kanghsar, está también en Thamel, nos dan las dos habitaciones, intentamos hacer algo del blog con Laura, pero Internet va fatal así que lo dejamos estar. En media hora nos vamos con una furgo a Bhaktapur, un pueblo precioso, muy limpio y muy bien conservado. Nos cobran 1100 Rupias y esta vez SI pagamos. Es del año 800 y fue capital de Nepal y declarada Patrimonio de la Humanidad.
Nos piden comida, y la verdad es que llevamos alguna cosa, así que les damos unos plátanoss. Los pelan como si hiciera una semana que no comen, y sonríen como dando las gracias.
Tiran la piel al suelo y Silvia les enseña que hay que echarlo a la papelera, así que lo recogen y a la papelera… al final les va a enseñar a todos a usar la papelera. Los niños son un encanto y dentro de las precariedades que tienen, son felices.
Para de llover y nos tomamos un café expreso, que en estos países son difíciles de encontrar. Seguimos paseando y decidimos comer, nos hemos traído tortilla de patata de ayer con pan y quesitos. Parece un spanish pic-nic, en medio de la plaza.
Son ya las 16.00 y el chico de la furgoneta nos espera. Hacemos las últimas compras, como por ejemplo un Cd de música nepalí y unos pendientes, y tomamos rumbo de vuelta a Kathmandu.
Ya salen y para el hotel. Hoy cenamos en la terraza, y saco lomo embuchado y jamón serrano, queda ya poco viaje y hay que ir acabando las existencias. Hacemos un poquito de blog y a dormir, que mañana volamos a Mumbai.
[…] KATMANDU y BHAKTAPUR […]
En los lugares en los que hay que pagar entrada se paga, lo de hacerse el loco o colarse no tiene ninguna gracia. Mucha menos gracia tiene cuando se trata de un país pobre, en una zona patrimonio de la humanidad y que encima ha sufrido tan recientemente un terremoto.
Disculpa Carmen, tienes razón. Yo fui en 2012 pero no lo justifica. Quizás no daba el mismo valor a las cosas en aquel momento que ahora. Gracias por el comentario. Un saludo.