Contratamos la excursión a Auschwitz y las Minas de sal de Wieliczka a través de Internet . La agencia Cracow City Tours ofrece la excursión en español a precio razonable, ➡️ 295 PNL, que son 69 € por las dos excursiones cada uno y decir que tras vivirlo, están muy bien pagados porque te explican y te tratan muy bien.

Nosotros fuimos a abonarla el día anterior a la sede que tienen junto a la Puerta de San Florian,  en Cracovia y la chica que nos atendió muy amable y española, que facilita bastante por aquello del idioma.

Nos levantamos a las 6:15 para ducharnos y desayunar tranquilamente,  porque había que estar en la Plaza de Matejko, nº2 (detrás de la Barbicana) antes de la salida que está prevista a las 7:40.

❇️ Por la mañana

A las 7:50 ya estamos en el bus y nuestra guía Magda nos pone un documental sobre Auschwitz y nos va explicando alguna de las barbaridades que allí pasaron. Esta excursión a un sitio tan estremecedor es inevitable puesto que es parte de nuestra triste historia.

En aproximadamente una hora y veinte minutos, llegamos a  Oswiecim, lugar donde se instalaron los campos de concentración de Auschwitz- Birkenau.

Antes de entrar te indican que no puedes entrar con una mochila que mida más de un dina 4, es decir, tamaño folio. Esto lo indican en la factura cuando compras la excursión, pero sinceramente, no lo leímos, así que tuvimos que dejar las mochilas en el bus, nosotros y la mayoría de la gente.

También te facilitan una radio guía con cascos por la que vas escuchando lo que dice la guía. Está bastante bien, aunque tiene algún fallo de sonido.

Los campos se dividen en Auschwitz I y Auschwitz II- Birkenau al que te llevan en el bus en un trayecto de unos cinco minutos.

En la entrada de  Auschwitz I, está marcada por la cínica expresión «Arbeit macht frei», el trabajo libera. Una vez dentro ya vas viendo, escuchando e incluso sintiendo lo miserable que fue el ser humano en este lugar.

 

En los distintos barracones, ahora en forma de museo puedes ver desde fotografías de las personas que tuvieron la desgracia de acabar aquí, montañas de zapatos, cazuelas, latas de fenol e incluso pelo que les cortaban para luego fabricar almohadas, hasta ventanas tapadas, una horca colectiva o la zona del paredón.

Estuvo en funcionamiento desde su apertura el 20 de mayo de 1940 hasta el 27 de enero de 1945 cuando fue liberado por el ejercito soviético.

Esta visita dura sobre 1 hora y cuarto y a la salida puedes tomar algo en una cafetería que hay durante unos 15 minutos o aprovechar a ir al baño. Dentro del campo de concentración también hay unos baños.

En esta salida no se oye mucho barullo, porque realmente sales sin palabras,  y aun queda ir a Auschwitz II- Birkenau.

Auschwitz II- Birkenau  se construyó a 3 kilómentros del campo principal como «la solución final» que es como llamaron a su plan  los nazis. No era un campo de trabajo como el anterior sino que su función era exterminar a las personas que llegaban a el en un tren tras un viaje de varios días sin comida ni bebida.

Tal como nos explicó nuestra guía junto con un guía oficial de Auschwitz muchos de ellos ya salían del vagón sin vida.

En esta parte de la vía es donde unos médicos del horror hacía «la selección de la muerte», a la derecha los que podían trabajar y a la izquierda los que iban directos a la cámara de gas y posteriormente a los crematorios.

La visita es bastante silenciosa porque conforme vas viendo y escuchando, tu corazón se encoge. Es difícil de creer como esto pudo pasar. Por desgracia se hizo de una forma muy organizada y encubierta y la gente no pudo sublevarse para escapar de este horror.

Esta placa está en español sefardí o ladino, que es una variedad del español que hablaban los judíos expulsados en 1942. Como veis, se entiende perfectamente.

Esta imagen me recordó a la imagen de la película del Niño del pijama de rayas en la que los dos niños hablan a través de la valla.

Uno de los barracones donde mal dormían las mujeres.

Fue liberado el 27 de enero de 1945 y declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1979 como uno de los lugares de mayor simbolismo del Holocausto.

❇️ Por la tarde

Tras un refrigerio en el bar Miazsz, salimos en el bus hacia las Minas de Sal de Wieliczka.

Son conocidas también como «la Catedral subterránea de la sal de Polonia». Nos tocó de guía una señora polaca encantadora y divertida que hablaba español fenomenal.

Una vez dentro, empiezas a bajar, y la primera parte costa de 380 escalones y hasta abajo son 135 metros.

 

Una vez abajo te van llevando por distintas galerías donde puedes ver representaciones de como era el trabajo en la mina, capillas con bellas figuras esculpidas, lagos subterráneos, maquinaria y herramientas. En alguna de ellas hacen como una representación con luces y sonido.

Lo más espectacular es cuando llegas a la Capilla de St. Kinga, una sala de 54 metros de largo por 18 metros de ancho y 12 metros de alto, y de una decoración realizada con sal. Destacan también sus grandes lámparas de candelabros. Esta sala no te dejará indiferente.

La salida de las minas se hace en ascensor y antes de montarte hay una sala donde comprar sal y algún detalle sobre las minas.

Estas minas también fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978.

Diría que hacer las dos excursiones en el mismo día es recomendable porque no resulta tan cansado como nos habían dicho, eso si, emocionalmente te deja con muchas preguntas de como alguien pudo idear y otros hacer todo lo que supuso el Holocausto.

Un libro que me estremeció de la misma forma que me dio fuerzas y, que ya he leído en dos ocasiones es «El hombre en busca de sentido» de Victor Frankl